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La ironía del erotismo: redes sociales vs cine de ficción


Siglo XXI y cualquiera diría que esta sociedad nuestra vive haciendo el moon walk en lo que a erotismo y sexualidad se refiere.

Quizá la época más extraña que hayamos vivido hasta el momento, pues tan pronto vemos censurados pezones en redes sociales, como que el sexo explícito gana tiempo de pantalla en la ficción. Irónico que ambas realidades transcurran de la mano, pero no por ello menos cierto.

“Y los niños, ¿es que nadie piensa en los niños?”

En las redes sociales se censura el erotismo con la premisa de proteger a los menores y a personas que puedan sentirse ofendidas por dicho material. No obstante, los menores -siguiendo las normas de comunidad de esas mismas redes- NO pueden tener cuenta, y siempre habrá quien se ofenda por lo que publiques, sea un desnudo, una puesta de sol o un postre con alto nivel de azúcar. ¿Qué hay de ese contenido violento que persiste aun cuando se denuncia su existencia? ¿Eso no afecta a los niños, eso no ofende…?

Quiero creer que la ficción, como ha hecho muchas veces antes, llegará a normalizar el erotismo, las sexualidades por diversas que sean, los cuerpos desnudos sin importar su sexo, y que la sociedad se quitará ese peso que supone el puritanismo; pues la ficción no deja de ser, de alguna manera, un reflejo de la sociedad actual, o lo que se espera de ella. Siempre, claro está, con ciertas licencias y a veces leyendo entre líneas, no vayamos a generalizar y ofender a alguien.

Como pasó en los años del Destape, con 40 años de dictadura a las espaldas; una nueva vuelta de tuerca está sucediendo actualmente, que ya iba siendo hora.

Si entonces los desnudos femeninos eran gratuitos, y lo fueron durante mucho tiempo en amplios géneros cinematográficos, cada día se presta más atención a la correlación del desnudo con la trama que acompaña, y la idoneidad de éste se vuelve esencial. Se han abierto las ventanas y ventilado el olor a rancio, pues no sólo se ha dado sentido a la desnudez de uno o más personajes, sino que ésta se ha democratizado, mostrando pertinentes desnudos artísticos de todos los géneros.

El desnudo frontal masculino es ya una realidad en la ficción, todavía con cuentagotas, lo que es otra ironía teniendo en cuenta con qué facilidad muchos hombres envían foto de su pene a desconocidas a través de las redes sociales. ¿El anónimo exhibicionista y el público tímido? Pudiera ser. Pero probablemente tenga más que ver, en lo concerniente al cine, con ir borrando la arcaica opinión de que quienes consumen ficción son exclusivamente hombres heterosexuales (que de ver un pene ajeno sufrirían un desprendimiento de retina) y, por fin, se han dado cuenta, además de que un desnudo no tiene que, necesariamente, ser sexual, hay más géneros y sexualidades en nuestra sociedad.

Ejemplo de ello son las series o películas en las que personajes LGTBI+ no están representados por estereotipos, ni son foco de dramas, enfermedades y traiciones únicamente por su sexualidad; sino por su personalidad, su peso en la historia, siendo su orientación prácticamente accesoria, como su estilo de vestir o la música preferida.

Es un gusto, no por motivación morbosa (aunque no la descarto del todo), poder disfrutar de la interpretación de un personaje con la libertad y vulnerabilidad que otorga la desnudez sin que mi mente se dirija a pensar “qué casualidad, que cada vez que la cámara mira de frente hay un elemento decorativo salvaguardando la genitalidad”, ni tener que rodar los ojos al ver que una pareja, tras haber follado hasta la extenuación, tiene la energía suficiente para colocar la sábana estratégicamente para que no se vean ni pezones, ni penes, ni vulvas ni, si te descuidas, media nalga; o para levantarse de la cama envueltos en telas, no sea que la otra persona vea dónde estaba eyaculando hace unos segundos…

Nos revelamos contra el puritanismo, y disfrutamos de ficciones en las que el sexo es sexo (simulado, pero bien), no cuatro besos, no primeros planos de dedos clavados en la espalda, no bocas que se abren aleatoriamente, no fundidos a negro cuando sabes que va a empezar la marcha. Ficciones en las que los desnudos son naturales y coherentes, no representaciones demoníacas o carne gratuita. Ficciones democráticas donde tan pronto te encuentras un culo, un pene, un pecho o una vulva. Ficciones en las que los personajes LGTBI+ son personas, no estereotipos; donde, por ejemplo, mujeres trans interpretan a mujeres trans, o en la que los hombres trans o personas no binarias existen.

Aquí, mi culo censurable y yo no nos cansaremos de luchar contra esa ironía, en la que la ficción representa lo que en la realidad no nos dejan.

Gwen

Autora de la web «Mamá, no leas» Gwen es una excelente redactora. No se le escapa un punto fuera de sitio, y es capaz de detectar una falta de ortografía a 5 kilómetros de distancia. En erotic.cat tenemos la suerte de contar con ella para recomendaciones eróticas de lo más interesantes. No te pierdas a esta gran sexblogger.

www.mamanoleas.com/

5 abril, 2019 - Gwen

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